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Mi primera visita al desván duró mucho tiempo .
El desván no tenía fin ,
Se podía entrar en los baúles desparramados por toda la estancia y en cada uno de ellos recorrer el mundo del que había sido su dueño tranquilamente
Se podían abrir todas y cada una de las puertas de todos los tamaños que había en las paredes y por cada una de ellas, bajar o subir por una escalera diferente a las del mundo real
Incluso era posible traspasar las paredes o pasar por el medio de las rendijas
Y desde las ventanas se podía ver cada rincón de la isla del tamaño que deseases porque en lugar de cristales normales tenían lentes de aumento
La magia que yo ya conocía perfectamente inundaba el desván
Mi corazón durante todo el recorrido latía con tanta fuerza que hubo un momento en que perdí mi miedo, me dirigí a mi abuela y le dije
Abuela: - Necesito saber quien es Emalay
- Emalay eres tú
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